
Un buen amigo, llamémoslo Dani, trabajaba en el departamento financiero de una multinacional. Estaba muy contento. Era muy bueno en su trabajo, y además se involucraba a tope, lo daba todo: si tenía que currar un día 14 horas porque era el cierre del trimestre, lo hacía; si tenía que hacer un skype con un banco chino a las 11 de la noche, sin problemas. Un tío ejemplar, de los que a todos nos gustaría tener en el equipo.
Sus jefes sabían que tenían que cuidarlo bien, así que le prometieron un ascenso: mayor sueldo y más responsabilidades. Sonaba muy bien, y Dani estaba muy contento porque su trabajo se iba a ver premiado.
Al poco tiempo, por cambios en la empresa, sus jefes no pudieron darle el prometido ascenso. Además, uno de sus compañeros se fue y no lo sustituyeron, por lo que Dani se comió aún más trabajo. Para rematar el desastre, vio que no sólo no se le reconocía su trabajo sino que además le metían mucha más presión sin recibir nada a cambio.
Dani se sintió totalmente engañado y maltratado. Promesas incumplidas, dedicación e involucración que nadie le agradeció. Estaba enfadado y totalmente quemado con su empresa.
Su mosqueo le llevó a empezar a trabajar lo justo. Hacía exactamente lo que tenía que hacer, pero nada más. A las seis se le caía el boli y se iba a casa aunque no hubiera emitido todavía una transferencia internacional importante. No miraba el email desde casa como solía hacer antes incluso los fines de semana. Aceptaba a regañadientes nuevas tareas, poniendo malas caras a sus jefes.
Al fin y al cabo, esos capullos le habían jodido bien. Pues ahora se iban a joder ellos. Poco trabajo, justito, y para casa. Ni sonrisas, ni buen rollo. ¡Faltaría más!
Un día Dani me contó cómo estaba en su empresa. Yo, como empresario y gestor de personas, me preocupé por su comportamiento. Le dije que así no podía seguir.
En tu trabajo siempre tienes que hacer lo mejor posible, un curro excelente con dedicación y motivación. Siempre. Pase lo que pase. ¿Que te sientes maltratado como Dani? Deja ese trabajo.
Estar enfadado con tu empresa y no currártelo sólo te va a llevar a que tus jefes y compañeros se lleven una muy mala imagen de ti.
Así, cuando quieras buscarte otro curro, esa gente no va a poder dar una buena referencia porque quizá les parezcas poco profesional, o incluso un vago. El mundo es muy pequeño, y la vida muy larga. Tienes que quedar bien en todos los sitios.
Si estás quemado, estás en “modo enfadado”, poniendo el codo a todo, no vas a conseguir nada. Más bien lo contrario. Tienes que irte, y muy rápido.
Los jefes de Dani actuaron fatal. Descuidaron y maltrataron a un excelente trabajador. Pero la respuesta de Dani no fue adecuada. No podía seguir así.
Por suerte, al poco tiempo consiguió otro trabajo, donde estaba a gusto, donde demostró su valía, y donde se sintió reconocido y recompensado. Más tiempo en su anterior empresa y unas malas referencias podrían haber arruinado su carrera.
Si estás quemado, no vas a trabajar bien, y vas a ganarte una mala reputación como mal trabajador, con el peligro que conlleva. Si no estás contento, vete ya de ese trabajo. Y mientras encuentras otra cosa, asume lo que hay y trabaja bien, sin malos rollos. Tu futuro profesional depende de ello.